Mafia brasileña y corrupción policial: un nuevo escándalo sacude Ucayali

Pucallpa se convierte en refugio estratégico para capos brasileños que operan impunes en territorios amazónicos.

El 30 de Julio, un fuerte contingente de agentes policiales, tras un informe de inteligencia que alertó sobre las intenciones del Comando Vermelho (CV) de llevar a cabo un atentado para asesinar al brasileño Bruno de Souza Costa, trasladó al también conocido alias Marroni hacia la sede de la Corte Superior de Justicia de Ucayali, en donde cerca de las 8:30 p. m. el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria ordenó su prisión preventiva por diez meses con fines de extradición y su inmediato traslado a la capital para ser internado en el Penal Ancón I.

De Souza, quien fue capturado con documentos fraguados que lo identificaban como Kevin Mapis de Souza, es —según un reporte de inteligencia elaborado el año 2022 por la Dirandro— un criminal que actuó de forma encubierta en el centro poblado Las Mercedes, ubicado en la cuenca del río Abujao, conocido paraíso de las mafias en Ucayali.

Desde allí, según la Policía, De Souza coordinaba el tráfico de droga: entre 20 y 30 kilos de pasta básica de cocaína eran entregados a operadores locales, quienes reunían los envíos hasta alcanzar cargamentos superiores a los 200 kilos, destinados a otras células del Comando Vermelho.

No es la primera vez que un miembro de la peligrosa organización criminal brasileña es capturado en Pucallpa.

En mayo de 2024, Asseandro de Azevedo Ferreira, alias ‘Océano’, fue detenido en un bar tras protagonizar, en estado de ebriedad, un tiroteo en el local La Fogata, ubicado en el distrito de Callería. Llevaba seis años prófugo de la justicia brasileña y su captura se produjo pese a que contaba con una alerta internacional activa, la cual —según afirmó la Región Policial de Ucayali— era desconocida. Un informe de inteligencia advertía además que la organización criminal brasileña planeaba ejecutar un operativo para rescatarlo

 

Las capturas de ambos capos no fueron resultado de una estrategia policial o investigación sesuda, sino que se decantaron de una serie de hechos fortuitos, por no decir tragicómicos. Estos casos confirman que Pucallpa es un área de refugio y un escondite, vacaciones perfectas para sicarios y traficantes del Comando Vermelho.

Policías criminales

Bruno de Souza, requerido por la justicia de su país, fue secuestrado el pasado domingo 27 de julio por policías en actividad y exconvictos. El hecho fue reportado por la esposa de la víctima, lo que permitió un operativo de rescate que terminó con disparos, cuatro detenidos y la liberación del secuestrado y su posterior detención.

Ese día, a las 9:30 a. m., De Souza se encontraba descansando en su vivienda en el asentamiento humano Virgen María en Callería, cuando dos policías tocaron la puerta trasera. Al ignorar el llamado, escuchó voces de quienes decían ser agentes del orden. Salió por la puerta delantera y fue reducido violentamente, esposado y subido a una camioneta Mitsubishi roja, donde lo esperaban otros cuatro sujetos.

Los hampones trasladaron a De Souza por la carretera Federico Basadre hasta el caserío Maraví, zona agrícola a la altura del kilómetro 40.5, ingresando unos diez kilómetros por el margen derecho.

En el lugar apareció un sujeto que se identificó como Chato Harold, cuyo verdadero nombre es Harold Pacaya Huarcaya, quien le explicó que se exigirían US$ 40,000 a cambio de su liberación. La amenaza fue directa: si no se realizaba el pago, lo asesinarían. Acto seguido, desde un teléfono celular, el Chato Harold llamó a Joao Mapis, padre de la víctima, para presionarlo y exigirle el rescate.

Al día siguiente, según información policial, el lunes 28 de julio por la mañana, Harold Pacaya volvió al lugar de cautiverio y entregó el celular a la víctima para que hablara nuevamente con su padre, quien le informó que había logrado reunir US$ 20,000 y solicitó un número de cuenta para realizar el depósito. Tras ello, Chato Harold se retiró en su camioneta y regresó aproximadamente dos horas después.

Según los registros policiales, Harold Pacaya Huarcaya presenta antecedentes penales graves. Se le vincula a la muerte del comerciante papero Alberto Miranda Palacios (59), ocurrido el 15 de abril de 2023 en Huánuco. Asimismo, en enero de 2024, fue implicado en el asalto a Nelson Chávez Miraval en el centro poblado Tres de Diciembre, distrito de Campoverde. En julio de 2022, fue intervenido por su presunta participación en una red de robo de vehículos, siendo capturado en una vivienda del asentamiento humano Bellavista. Hace poco, en junio de 2025, fue mencionado en una investigación por extorsión, en la cual fue detenida Leslie Araceli Vásquez Mendoza (25), trabajadora de la Dirección Ejecutiva de Salud Ambiental (DESA).

El día del rapto, la ciudadana brasileña Maria José Da Silva Oliveira, pareja del secuestrado, denunció el hecho ante el Departamento Desconcentrado contra la Corrupción de Ucayali. La revisión de las cámaras de seguridad confirmó la participación del suboficial Frank Rodríguez, quien fue intervenido al día siguiente en su base policial. Durante el interrogatorio, confesó su participación en el secuestro y ofreció colaborar con las autoridades para ubicar el lugar donde mantenían retenido a De Souza.

El 28 de julio, desde las 7:30 a. m., el Equipo Especial Contra el Secuestro y Extorsión de la División de Investigación Criminal de Ucayali ejecutó el operativo de rescate. Guiados por el policía secuestrador Frank Rodríguez, los agentes caminaron durante 40 minutos por una zona rural cubierta de espesa vegetación, hasta llegar a una vivienda precaria oculta entre arbustos y flanqueada por dos motocicletas.

Al llegar, un hombre armado abrió fuego al grito de “¡la ley!”, desatando un carnaval de balazos. Tres sospechosos intentaron huir, pero fueron finalmente capturados: Ronal Maraví Pariachi (35), alias “Piñal”; Aldahir Oliveira García (21), conocido como “Aldahir”; y Víctor Garcés Rodríguez (48), alias “Ruso”, quien ya había cumplido condena por asesinato y que sobrevivió a un ataque el pasado 12 de julio en el distrito de Manantay.

Fuentes de la Divincri indicaron que tanto Aldahir como Ruso habrían participado en el asesinato del ciudadano chino Fan Yanan, ocurrido el 25 de julio en el aserradero Inca Hardwood S. A. C., ubicado en el kilómetro 17 de la carretera Federico Basadre.

Dentro de la vivienda, los agentes hallaron a De Souza amarrado, con visibles lesiones en el rostro y el cuerpo, sentado en una mecedora.

Un video grabado por los secuestradores en el caserío Maraví acusa a De Souza de ordenar el asesinato de tres personas cuyos cuerpos habrían sido incinerados en la zona del Abujao, a tres horas de Pucallpa. Según fuentes de inteligencia, este sería uno de los móviles que motivaron el secuestro.

En otra parte del video, los raptores lo confrontan por el asesinato de Ridley Dávila Vásquez, alias Peluca, acribillado en agosto de 2023 dentro de un automóvil en la intersección de los jirones Pachitea y el Arenal, en Callería. El crimen fue atribuido a un ajuste de cuentas dentro de la organización CV. De Souza Costa negó haber ordenado el homicidio.

Al día siguiente del rescate, la Región Policial de Ucayali brindó una conferencia de prensa. “Este caso se trata de bandas criminales peruanas y brasileñas”, refirió el comandante PNP José Téllez, jefe de la Divincri Ucayali.

Otros policías involucrados

Según el Ministerio Público, en el secuestro de Marroni estuvieron involucradas siete personas. De ellas, cuatro agentes y un civil ya fueron identificados, de acuerdo con fuentes de inteligencia. Entre los implicados se encuentra el suboficial Rodríguez, actualmente detenido, así como Cemijaire Flores, integrante del área de inteligencia de la Divincri, y dos efectivos asignados a la comisaría de Pucallpa: los suboficiales Reátegui y Najarro. Información policial señala que estos últimos habrían entregado a sus superiores sus armas, chalecos y otros implementos reglamentarios después del secuestro. El civil identificado responde al nombre de Alfredo Delgado.

Sin duda, un nuevo escándalo policial que reconfirma la infiltración de organizaciones criminales internacionales en la Región Policial de Ucayali, a través de facciones de malos agentes relacionados a determinadas mafias, plenamente identificadas por las autoridades, quienes, en la mayor parte de casos, deciden no ver nada.

ESCRIBE MARCIO PÉREZ

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