Por Marcio Pérez
(Puka Allpa, Ucayali, Perú)
En los últimos meses, la capital de Ucayali ha sido escenario de un fenómeno que alarma a vecinos, autoridades y expertos en seguridad: el crecimiento de las llamadas barras bravas juveniles. Se trata de grupos de adolescentes y jóvenes vinculados a clubes capitalinos como Universitario de Deportes y Alianza Lima, que trasladan a la Amazonía una cultura de violencia importada desde Lima.
Aunque en la superficie parecen simples riñas de hinchada, la realidad es mucho más preocupante. Los reportes policiales describen peleas con armas blancas, pistolas de fabricación artesanal y hasta armas de fuego con serie erradicada. Una violencia que, poco a poco, ha dejado de ser un juego de adolescentes para convertirse en un problema de seguridad pública de alto riesgo.
Los casos recientes
El 14 de agosto de 2025, la Policía anunció la desarticulación de la presunta banda “Los Avezados del Cono Norte”, integrada por jóvenes infiltrados en las barras bravas de Yarinacocha. Entre los detenidos estaban Segundo Pachanasi Lavi (22), alias “Pachanasi”; Óscar Daniel Lobatón Tapullima (22), alias “Chuky”; y el menor de 15 años de iniciales L. M. D. R., alias “Kaka”.
Durante la intervención se les incautó una pistola y un cartucho artesanal. Los tres quedaron bajo investigación por tenencia ilegal de armas, un delito que, de confirmarse, no solo exhibe la gravedad del problema sino también la temprana edad de quienes lo protagonizan.
“Estamos hablando de adolescentes que ya portan armas de fuego. No es una simple pelea de esquina, es crimen organizado”, señaló un oficial de la Región Policial que pidió reserva de su identidad.

Doce días más tarde, el 26 de agosto, la violencia volvió a estallar en la avenida Miraflores. Allí, un joven de 15 años, seguidor de Universitario, fue apuñalado en la espalda en pleno enfrentamiento entre barristas rivales. La escena ocurrió frente al colegio Coquis Herrera y paralizó por minutos el tráfico de la zona.
La víctima fue trasladada de emergencia al Hospital Amazónico. La Policía detuvo a tres sospechosos —Osama Binladen Gómez Morales (18), Anthony Giovani Pizango Tuanama (18) y Segundo Alonso Huanio Ambicho (19)— en cuyo poder hallaron un arma blanca. Sin embargo, el adolescente herido no reconoció a sus agresores, y los detenidos quedaron en libertad.
El caso sigue en investigación, un ejemplo de las dificultades del sistema policial y judicial para sancionar hechos de violencia que se desarrollan en un marco de clandestinidad y silencio.
La respuesta municipal
El 4 de septiembre, mientras la ciudadanía aún comentaba estos episodios, las municipalidades distritales de Manantay, Yarinacocha, Campo Verde y Masisea se reunieron en la sede provincial de Coronel Portillo. Allí presentaron el “Plan Provincial de Prevención y Control de la Violencia de Barras”, a cargo de los funcionarios provinciales: el gerente de Seguridad Ciudadana, Boris Pinedo Alonso, y el mayor PNP en retiro Manuel Fernando Santaya Vásquez, subgerente de Juntas Vecinales.
El plan se inspira en el programa EJE, una experiencia de 2004 liderada por la Iglesia Católica que logró resultados sorprendentes: más del 90% de jóvenes pandilleros que participaron abandonaron la violencia. En aquel entonces, un retiro espiritual en las afueras de Pucallpa, con dinámicas de fe, motivación y talleres de oficios, bastó para reencaminar la vida de decenas de adolescentes.
Pero los expertos advierten que hoy la realidad es distinta.
“La violencia barrista actual no es comparable con las pandillas de hace 20 años. Ahora hay armas, drogas, vínculos con extorsión y hasta delitos graves. Pretender que un retiro espiritual tenga el mismo efecto es ignorar la magnitud del problema”, explica una fuente anónima presente en la presentación del programa contra las pandillas.

Un presupuesto cuestionado
El plan contempla un gasto inicial de S/ 20,768.00, distribuido así: Etapa inicial (reclutamiento y charlas en colegios) S/ 5,656.00 | Etapa intermedia (retiro de fin de semana del programa EJE): Alimentación de 100 jóvenes S/ 4,752.00 | Materiales diversos S/ 1,120.00 | Pasajes y viáticos del equipo de apoyo de Pisco S/ 9,240.00.
Más del 40% del presupuesto se destina a logística y movilidad del personal, y no directamente al beneficio de los jóvenes.
“Y todavía piensan traer pastores desde Pisco, es un plan ridículo”, señaló la misma fuente.
Algunos miembros del Comité Provincial de Seguridad Ciudadana (Coprosec), integrado por autoridades locales y representantes de la Policía, ya han expresado su rechazo. Consideran que el plan carece de un enfoque integral y que difícilmente tendrá resultados en un escenario donde los barristas están directamente vinculados a delitos como robo agravado, microcomercialización de drogas y extorsión.
Pucallpa, atrapada entre la violencia juvenil y la falta de respuestas reales, espera una estrategia realista capaz de enfrentar una crisis que crece con cada herida, cada puñalada y cada arma decomisada en sus calles.
